EL EDIFICIO CHRYSLER (CHRYSLER BUILDING)
El edificio Chrysler (Chrysler Building en inglés) es un rascacielos art decó situado en el lado este de Manhattan (Nueva York, Estados Unidos), en el 405 de la Avenida Lexington y en la intersección de la Calle 42.
Se ha convertido en un símbolo distintivo de la ciudad de New York, más aún considerando que sobrevivió a la caída de las Torres Gemelas.
Con sus 319 metros (1.047 pies) de altura, fue el edificio más alto del mundo durante 11 meses, hasta que fue superado por el edificio Empire State en 1931. Construido originalmente por la corporación Chrysler, el edificio es actualmente copropiedad de TMW Real Estate (75%) y Tishman Speyer Properties (25%). El edificio Chrysler fue diseñado por William van Alen, el contratista William H. Reynolds y posteriormente vendido a Walter Percy Chrysler como sede central para su compañía.
Walter Percy Chrysler nació en 1875 en Ellis, Kansas, en el seno de una familia humilde. Comenzó trabajando como aprendiz en un taller para la Union Pacific pero pronto pasaría a trabajar para Buick, llegando a ser presidente, y más tarde en General Motors donde sería vicepresidente de la compañía. En 1920 ya era millonario y se retiró a su casa de Great Neck en Long Island, para fabricar su propio coche. Cuatro años más tarde, presentó el modelo B-70. El éxito fue inmediato y en el primer año se vendieron 32.000 unidades de este modelo.
Así fue que Chrysler quiso que el edificio fuera el más alto del mundo superando al Woolworth Building, pero tuvo que competir con otro edificio que había comenzado a construirse a principios de 1928 en el número 40 de Wall Street para el Banco de Manhattan, diseñado por Craig Severance, antiguo socio de Van Allen. El proyecto inicial del Banco de Manhattan constaba de 47 pisos, pero Van Allen anunció que el suyo tendría 68 plantas y mediría 270 metros de altura. Unas semanas más tarde el diseño del Banco de Manhattan había crecido hasta las 63 plantas y los 280 metros. Ante tal anuncio Van Allen tuvo que modificar la cúpula haciéndola crecer dándole su original y característica forma.
Esa época se conoce como la gran expansión económica y existía mucho interés y compentencia, en construir edificios altos. Por ello, en el momento en que se estaba levantando el edificio Chrysler, los constructores de Nueva York se encontraban en una dura competencia para construir el rascacielos más alto del mundo.
El edificio Chrysler fue construido a una media de 4 plantas por semana, y por ello se levantó en un tiempo récord de 18 meses, sin que ningún trabajador muriera durante su construcción. Apenas antes de su finalización, el edificio se encontraba igualado con el edificio 40 Wall Street, de H. Craig Severance. Este último agregó posteriormente 61 centímetros a su edificio y reclamó el título de edificio más alto del mundo (esta distinción excluía a las estructuras, como por ejemplo la Torre Eiffel).
Van Alen, previamente, había conseguido permiso en secreto para construir una aguja, que fue construida dentro del edificio. La aguja de acero inoxidable Nirosta fue colocada en la cima del edificio una tarde de noviembre de 1929 haciendo del edificio Chrysler no sólo el edificio más alto del mundo, sino también la estructura más alta, superando a la Torre Eiffel. El edificio abrió sus puertas al público, el
27 de mayo de 1930. Van Alen y Chrysler disfrutaron de esta distinción durante menos de un año, hasta que le fuera entregada al Empire State Building. Desafortunadamente la satisfacción de Van Alen quedó empañada por la negativa de Walter Chrysler a pagarle sus honorarios. En verano de 1930, Van Allen se disponía a cobrar los honorarios por el diseño del edificio que estaban estimados en el 6 % del coste total de la obra, según las prácticas habituales de la época, pero Chrysler se negó a pagarle porque sospechaba que había cobrado comisiones de las constructoras y no había contrato escrito. Como las comisiones no se pudieron demostrar, Van Allen denunció a Chrysler y obtuvo una orden de embargo del edificio. Al final llegaron a un acuerdo, pero Van Allen puso en peligro su carrera al denunciar al hombre que le había encargado su mejor proyecto. Van Allen nunca se recuperó y murió en 1954 a los 71 años sin el reconocimiento de la obra. Walter P. Chrysler había muerto en 1940 a los 65 años. En 1945, el observatorio cerró las puertas al público porque no generaba ingresos suficientes. A partir de 1953, la familia Chrysler fue vendiendo las participaciones del edificio. En la década de los 70, el Cloud Club carecía de socios y acabó desapareciendo. Las nuevas empresas comenzaron a instalarse en inmuebles más modernos y el edificio Chrysler llegó a clausurarse. Pero entonces llegó la salvación con una reforma fiscal de 1976 que otorgaba ventajas tributarias a los propietarios de edificios comerciales históricos que invirtieran en su restauración. El vestíbulo se restauró en 1979, pero la restauración completa comenzó en 1998 financiada por el actual propietario del edificio Tisham Speyer Properties. Los trabajos duraron cuatro años y fueron realizados por la empresa LZA Technology.
El edificio fue renovado en 1978 y 1979, durante los cuales el vestíbulo fue revestido de granito, mármol y acero. La aguja sufrió una restauración que fue completada en 1995. El edificio fue comprado por Alex DiLorenzo. DiLorenzo lo vendió a una empresa de seguros de vida de Massachussets, y posteriormente fue vendido a Jack Kent Cooke, un inversionista canadiense-estadounidense. El edificio, en este momento, es co-poseído por TMW Real Estate, con el 75% de la propiedad, y Tishman Speyer Properties, con el restante 25%.
Detalle de la techumbre del edificio.
El edificio Chrysler es un buen ejemplo del estilo arquitectónico art decó; la ornamentación distintiva de la torre está basada en los tapacubos usados por entonces en los automóviles Chrysler. En cada esquina del piso 61 hay una gárgola con forma de águila. En las esquinas del piso 31, están unas réplicas de las tapas de los radiadores de los automóviles Chrysler de 1929, a las que se les añadieron unas alas.
El vestíbulo es igualmente elegante. Cuando el edificio se abrió por primera vez, contaba con una galería de acceso al público en la parte superior, y esta galería fue sustituida pocos años más tarde por un restaurante. Pero ninguna de estas dos iniciativas fueron capaces de ser económicamente sostenibles durante la gran depresión, así que el originario mirador se convirtió en un club privado. Los pisos superiores del edificio son estrechos, con techos inclinados y bajos, diseñados pensando principalmente en el aspecto exterior, con interiores útiles únicamente para albergar emisoras de radio y otros equipamientos mecánicos y eléctricos.
En los años más recientes, el edificio Chrysler ha seguido siendo uno de los favoritos de los neoyorquinos. En verano de 2005, el Museo de Rascacielos de Nueva York escogió a cien arquitectos, constructores, críticos, ingenieros, historiadores, y eruditos, entre otros, para que eligieran a sus 10 rascacielos favoritos entre los 25 de Nueva York. El edificio Chrysler quedó en primer lugar, ya que el 90 % de los elegidos colocó el edificio entre sus 10 edificios favoritos de Nueva York
El perfil distintivo del edificio Chrysler ha inspirado en la construcción de rascacielos por todo el mundo, como el One Liberty Place, de Filadelfia.
El edificio posee 20.961 toneladas de acero estructural, y unos 391.881 remaches. También se señala que posee 826.000 ladrillos, más de 10.00 bombillas, 3.862 ventanas, 2.788 puertas, 56 kilómetros de tuberías y 1.200 kilómetros de cables eléctricos.